MI APORTACIÓN AL MUNDO DOCENTE

Sobre mi aportación al mundo de la educación podría fantasear lo que quisiera. Supongo que hasta que no te ves en las garras del sistema y delante de un grupo de estudiantes no se sabe. No obstante mi plan de momento es sencillo. Me conformo con aplicar una práxis socrática en mis alumnos. Creo que ahí reside el auténtico valor de mi contribución al mundo de la educación. Sócrates era ese tipo que, a pie de calle, se dedicaba a interpelar a los jóvenes atenienses, a hacerles preguntas sobre cosas cuya verdad estos jóvenes pensaban que conocían. Sócrates hacía las preguntas precisamente para hacer ver al interlocutor que jamás supo la verdad sobre nada y que el conocimiento no se puede poseer ni transmitir. Sócrates enseña a la gente de Atenas que el conocimiento solamente se puede perseguir, se puede desear...



Estoy convencido de que el mundo carece de espíritu crítico hoy en día. ¿Cómo despertarlo de su sueño? Lo único que necesitamos es esa pregunta, saber que todavía no sabemos. Este es el único abismo al que podemos asomarnos, el único verdadero reto. Creo que mi contribución irá encaminada entonces a poner las mentes de los jóvenes en contacto con este impensado: es vital poner en marcha esta maquinaria, ser crítico con lo que crees que sabes. Nunca se conoce nada del todo y la pregunta siempre es más valiosa que la respuesta. Hacer que alguien conozca preguntándose y autonomizar su curiosidad creo que es lo más valioso que podría aportar yo como profesor.

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