Pienso, luego... luego lo pienso

Os doy un poquito la turra con mi vida



Bienvenido a mi blog seas quien seas. Mi nombre es Alberto Baena Pérez y soy de Córdoba. O bien estoy estudiando lo mismo que tú, o bien eres mi profe. Si no se da ninguno de estos casos debes saber que estudio el máster de secundaria en Valladolid, y debes también pasar más tiempo con tus seres queridos, estarán preocupados mientras tú vagas por internet leyendo cosas de gente que no conoces. Bienvenido igualmente.
Verás, yo al principio no quería estudiar, siempre me aburrió. Enemigo acérrimo de las tareas, distraído, ligeramente vago... Aunque nunca fui un mal estudiante, tampoco puedo decir que la escuela o el instituto me gustasen. No sabía qué haría con mi vida cuando terminase bachillerato... hasta que entré en contacto con la lectura, más concretamente con la filosofía. 



Por azares de la vida y gente a la que admiro acabé estudiando el grado en Filosofía en Granada. Una vez finalizado el instituto tuve claro que si seguía estudiando tenía que estar en contacto con las pocas cosas que me había gustado estudiar.
Ya sé que casi todo el mundo piensa que la filosofía no sirve para nada, pero tengo la creciente convicción de que lo único susceptible de tener valor en esta vida es precisamente lo que no sirve para nada. Aunque todas las carreras tienen su lado feo, a mí me fascinó hasta sacar de mí una curiosidad insaciable y absorbente, que compite por mi tiempo libre contra mi gusto por el deporte o por el cine y contra mi profunda pasión por los bares. :)

De alguna forma he terminado disfrutando mucho de algo que a priori no quería hacer: estudiar. Además me ha abierto un futuro y un mundo que jamás pensé que conocería. Es por esto que se me ocurrió ser profesor. Estoy convencido de que hay un problema radical en la docencia. Tampoco creo que esto sea una percepción solo mía. Creo que, al menos en mi disciplina y en otras con las que tiene estrecha relación, la labor de un docente debe ser más socrática.

Me parece evidente que está sobreestimado el valor que se da hoy en día al papel de la respuesta en detrimento de la pregunta. A veces la manera de formular una pregunta o de plantear un problema obliga a dar ciertas respuestas y soluciones. La mayor parte de las veces los problemas se solucionan con otros problemas...

Un profesor debe articular la vida de un alumno y la posibilidad del conocimiento. En el caso de la filosofía un profesor debe hacerle sentir la necesidad de preguntarse, de auto-mejorarse. El profesor tiene la tarea de hacer reconocer al alumno qué es lo que no sabe y por qué quiere saberlo. Así el joven querrá desterrar esa ignorancia que le hace vulnerable. De esta forma se pondrá en marcha un mecanismo autónomo que nada puede parar.

Hasta aquí doy la chapa con mi vida. Pronto más entradas con más chapa de diversa índole.



Comentarios

  1. Jajajaja filósofo chapista. Te voy a recomendar un podcast que escuché recientemente en Ivoox y que me pareció al menos entretenido, espero que te guste.

    Eduardo Infante. La filosofía sale a la calle. (BBVA aprendemos juntos).

    ResponderEliminar
  2. Queridos lectores soy un poco torpe y no consigo quitar esa horrible cursiva de esta entrada. Breve recordatorio de que está ahí contra mi voluntad.

    ResponderEliminar
  3. Creo que el título de esta entrada te define: Ojalá tomarme la vida con tanta FILOSOFÍA como tú, con esa parsimonia, esa seguridad y esa paz que eres capaz de transmitir. Tus intervenciones, aunque breves, han sido más que inteligentes y acertadas (incluso aquella del fallo orgásmico por las drogas) y no hay nada mejor que apreciar y respetar la mente de alguien por lo que es. Aunque seah un andalú de loh de pura sepa. :)

    ResponderEliminar
  4. Sabes conectar muy bien con los demás con pocas palabras Alberto, y eso demuestra tu inteligencia de Filósofo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

De la educación de sí y de los demás (Tarea 8)

El concepto contra el concepto